Primer aniversario

Hoy hace un año que empecé mi andadura con el blog.

A principios de diciembre, me puse a hacer un repaso de este año, tanto en mi vida personal y profesional, como en la vida de este mi querido blog.

De todas las cosas buenas que me ha traído el blog, para mí la mejor ha sido conocer a gente maravillosa, con la que he compartido mi afición, con la que he hablado sobre libros, compartido opiniones, descubierto libros y autores que, quizá, de otra manera, nunca hubiese llegado a conocer.

Pero haciendo balance, las típicas reflexiones cuando un año está a punto de terminar (aquellas que me llevaron a abrir este blog), me he dado cuenta de que estoy abarcando más cosas de las que soy capaz de hacer. O al menos, de hacerlas bien hechas.

Para aquellos que me conocen más allá de estas redes, saben que hay varias cosas que me caracterizan, unas buenas y otras no tantas: mi simpatía, mi alegría y buen humor, mi apoyo incondicional a aquellos que quiero y forman parte de mi vida y (aquí empieza lo no tan bueno) mi dispersión, mi desorden y mi inconstancia.

No creáis que estoy divagando. Bueno, tal vez sí, pero todo esto tiene un motivo.

Hay una cosa que me gusta hacer casi desde que tengo uso de razón. Os diré las tres cosas que más me gustan desde que era pequeña, y que con el paso del tiempo no han cambiado: la primera, leer. Aprendí con cuatro años, gracias a mi profesora de la guardería, a mis padres (y especialmente a mi madre, que es quien por aquella época se dedicaba a “sus labores”, es decir, a sus hijos a tiempo completo), y a mi necesidad de meterme en los cuentos, pues los que mis padres me leían no eran suficientes para mí (y podéis imaginar que no eran precisamente pocos).

La segunda cosa, es soñar e imaginar historias. De siempre he tenido mucha imaginación, y a todas horas me imaginaba otros mundos, creaba de la nada a otras personas y retazos de sus vidas. Recuerdo que tardaba en dormirme porque en la cama, cuando debería descansar, mi mente no paraba de trabajar creando vidas de personajes fantásticos. Aun ahora, si el cansancio no me puede, me duermo viendo en mi cabeza situaciones y vivencias de todo tipo de personajes dispares.

Creo que podéis ir viendo hacia dónde va la tercera cosa que más me gusta: Escribir. No puedo precisar a qué edad comencé. Soy muy mala para las fechas. Pero guardo escritos míos de cuando tenía diez años. A veces los releo, y sonrío ante mi ingenuidad propia de esa edad. Para mí, es más que una válvula de escape, un pasatiempo o algo con lo que disfruto: es una necesidad. He escrito muchos relatos cortos, e incluso tengo varios guiones de posibles novelas. Pero nunca me he atrevido a escribir una novela, mi novela, mi primera novela. Y el motivo es el más simple y estúpido de todos, y el más poderoso: el miedo. Tengo miedo de fallar. De que lo que está en mi cabeza sea mejor que lo que logre plasmar en el papel. De que no me guste el resultado. De no ser capaz de hacerlo. De descubrir que en mi cabeza está muy bien, pero que en verdad no sé transmitir todo lo que en mi mente veo tan claro. De que no se me dé bien, y mi sueño nunca se cumpla. En mi mente es perfecto, y esa perfección es imposible de trasladar a un papel. Tengo miedo de no ser capaz de hacerlo. Tanto miedo, que ni siquiera lo intento. Es estúpido, lo sé. Cada vez que pienso en ello y lo racionalizo, me doy cuenta de que si ni siquiera lo intento, jamás voy a lograrlo, ni a saber si en verdad puedo o no hacerlo. Pero esa parte del cerebro que no atiende a razones, me paraliza y lo va posponiendo.

Pero no puedo dejar que el miedo me gane la partida. Así que he decidido ser valiente, elegir aquella historia que más pugna dentro de mí por ser contada, y empezar hoy mismo, no mañana, no la semana que viene, no cuando llegue el fin de semana, sino hoy, a escribir.

Quiero centrarme de verdad en esto, hacerlo realmente y no rendirme sin ni siquiera haberlo intentado. Pero el tiempo es limitado. Y el blog requiere de un tiempo que ahora mismo no puedo dedicarle. O no como se lo estaba dedicando hasta ahora.

Mi última entrada fue hace un mes. Y es porque ha sido un mes de prueba, para ver qué pasaba si me distanciaba del blog. Y la verdad es que he echado mucho de menos compartir por aquí mis opiniones. Así que no voy a dejar el blog, pero voy a cambiar la manera en que lo estaba gestionando. Hacer las reseñas me llevaba mucho tiempo: Buscar fotos, pensar un resumen de la novela (siempre me ha costado muchísimo resumir, me va más lo de irme por las ramas), buscar información del autor, estructurar la reseña… Y como soy una perfeccionista, tardaba demasiado en terminarla, para luego no estar del todo satisfecha, pues está claro que hay reseñas muchísimo mejores que las mías.

Así que voy a dejar de hacer reseñas, y voy a pasar a dar mi opinión: Un resumen (sacado de la contraportada) de la novela, y una breve opinión de mis impresiones. No sé si os gustará este nuevo sistema, pero me parece la única forma de no abandonar el blog, poder compartir mis opiniones y tener tiempo para escribir.

Y ahora que ya os he contado un poquito más de mí y del futuro del blog…

¡Sorteo!

Me hace mucha ilusión este primer añito, así que he organizado un sorteo, pero muy sencillito:

2 puntos por ser seguidor antiguo (hasta Marisa entre mil letras)

1 punto por ser seguidor nuevo.

1 punto por cada difusión (Twitter, Facebook, banner, entrada en el blog…).

Hay que dejar un comentario diciendo que quieres participar, y todos los enlaces que quieres que te cuenten, incluido el del perfil de blogger.

El plazo para apuntarse acaba el 2 de febrero a las 23:59.

Y el sorteo (para el que habrá un solo ganador) consiste en un cheque para Amazon de 10 euros, y una pequeña libreta de El principito, que la vi y me enamoró.

  

  

PD. Me olvidaba del balance del año: 61 libros leídos (29 de ellos de autores españoles), 102 entradas publicadas, y 38 reseñas. 157 seguidores en el blog, y más de 500 en Twitter. Y mi pequeño tesoro: 9 libros dedicados por sus autores.

Muchas gracias a todos. Como decía, lo mejor del blog, ha sido conoceros.