Reseña: La mejor de las vidas, de David de Juan Marcos

Título: La mejor de las vidas

Autor: David de Juan Marcos

Nacionalidad: España

HarperCollins, 2016

320 páginas.

Precio: 18,90 euros

Ebook: 9,49 €

La mejor de las vidas es una novela muy bien escrita. Tiene frases que son una auténtica maravilla, y que invitan a reflexionar. Pero hay que leerla en el momento adecuado: No es un libro fácil, requiere concentración y una lectura pausada.

Argumento

Nico se ha ido a estudiar a Cambridge para escapar de una dolorosa situación familiar. Allí conoce a Pierre, un parisino admirable miembro del equipo de remo de la universidad, y a Ella, una danesa inquietante y hermosa que custodia un secreto que cambiará la vida de los tres.

En un recorrido emocional por Roma, Ámsterdam, París y el continente africano, se revelarán las cargas y grilletes afectivos que arrastran Nico, Pierre y Ella. Un peso que sin embargo no les impide encontrar aliento e ilusión para ser fieles a sí mismos.

A través de una sola voz y de un solo oyente, el lector se convertirá en espía de las bondades y miserias de estos jóvenes que soñaban con cambiar el mundo.

Mi opinión

El narrador, a través de Nico, el protagonista, se sienta contigo y, como esos viejecitos que se ponen a contar anécdotas pasadas que encierran toda su existencia, desmigaja su vida ante tus ojos. Pero no te la cuenta yendo directo, al grano, a lo importante: se pierde en sus propios recuerdos y reflexiones. Sabes del punto del que parte la historia, e intuyes el final, pero no va en línea recta: realiza bifurcaciones, vericuetos, recorre el camino largo para llevarte al mismo sitio, y por eso a mí se me ha hecho un poco denso. Es como si alguien se pone a hablarte sobre su existencia y el significado que le da a toda su vida y todo lo acontecido en ella, pensando en voz alta, sin poner un filtro ni teniendo claro a dónde quiere llegar. Ahí reside el encanto y la dificultad del libro. Por eso tengo sentimientos encontrados sobre La mejor de las vidas: está extraordinariamente escrito, se nota que el autor domina el arte de manejar las palabras, pero le falta algo a la historia, o le sobra, no sabría decirlo. 

He terminado recientemente su lectura, y aún no han pasado los días de rigor para que un libro se asiente en tu cabeza y te deje ese sentimiento que es el que vas a asociar a partir de ese momento con el libro, esa sensación que vas a evocar cuando te venga a la mente la novela, aunque pasen los años y no recuerdes parte de la trama o el nombre de los protagonistas; así que tendréis que perdonarme el que no pueda ser más específica con aquello que no ha terminado de gustarme: es una sensación que no puedo terminar de definir, y mucho menos de hacer tangible con palabras, más allá de lo que te lleves cuando termines de leer esta reseña.

La vida del protagonista, y de todos los que le rodean, es interesante (a la vez que triste), y siento que se le podría haber sacado “más provecho” si el narrador hubiera ido más directo, sin tantas reflexiones, las cuales eran realmente intensas y sugestivas, pero cuyo conjunto, para una novela, me han parecido muy densas. Eso sí: al final empiezan a desvelarse los secretos que guardan los personajes, la trama se vuelve más amena y deseas saber en qué va a terminar todo y qué les pasó a los personajes.

Tal vez tampoco ha sido el mejor momento para leerlo: el verano, especialmente este, con el calor que ha hecho (y sigue haciendo), adormece las neuronas. Tengo la sensación de que, de haberlo leído en otra época, hubiera disfrutado más con su lectura.

Lo que tengo claro es que no es un libro para devorar, no invita a ello. Sin embargo, La mejor de las vidas sí es un libro para leer pausadamente, poco a poco, conociendo a sus personajes y el peregrinaje de sus vidas, metiéndote en la cabeza de Nico paladeando la prosa tan bonita y cuidada del autor y siendo partícipe de las reflexiones de Nico sobre la vida, el destino, las relaciones.