El latido de la tierra de Luz Gabás

Título: El latido de la tierra

Autora: Luz Gabás
Planeta, 2019
448 páginas

Tapa dura

Precio: 21 euros
eBook: 12,34 € 

Cuando vi que Planeta publicaba una nueva novela de Luz Gabás y leí su sinopsis, me llamó muchísimo la atención, así que empecé su lectura con las expectativas muy altas, y os adelanto que El latido de la tierra las ha cumplido con creces.

ARGUMENTO

Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones, se debate entre mantenerse fiel a sus orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la aparente calma que reinaba en la casa, la única habitada en un pequeño pueblo abandonado. Un guiño del destino la obligará a enfrentarse a su pasado y a cuestionarse cuanto para ella había sido inmutable. A partir de ese momento comenzará a sentir algo para lo que nunca pensó estar preparada: el amor.

MI OPINIÓN

Luz Gabás ha publicado varias novelas, aunque la más conocida y por la cual, hasta hoy, la reconoce la gente es Palmeras en la nieve. De esa novela a la que os vengo a hablar hoy he notado una evolución enorme. Leyendo el epílogo, en el que Luz nos cuenta su relación con los pueblos deshabitados, creo que es porque en El latido de la tierra nos ha dejado ver un trozo de sí misma, y esa vulnerabilidad tan sincera se transmite más allá de las páginas.

El latido de la tierra comienza con un cadáver. Alira, la protagonista, se encuentra en su casa un cadáver descompuesto (que al principio y durante muchas páginas no sabemos con certeza, ni nosotros ni la policía, de quién se trata), y la novela va alternando el pasado con el presente. Alira vive con su madre y su hermano en su casa, Elegía, heredada por su familia desde hace siglos, y no pasa por su mejor momento: es la única casa habitada del pueblo y Alira no puede hacer frente a sus gastos. Cuando su amiga Irene, (casada con César, su exnovio del instituto, pero de quien sigue siendo amigo) le propone que alquile habitaciones, y su otra amiga Amanda, junto a Adrián (su exnovio y su único amor) y Dunia, su esposa, pasan a ser sus inquilinos, la vida de Alira dará un giro que, a esas alturas de su vida, ella ya no se esperaba.

Y vamos conociendo a Alira, su pasado, la relación de su familia con la casa y cómo ello ha determinado sus vidas; y a sus amigos y su familia, y a las personas que se instalan en el pueblo para vivir en él. Y también vamos conociendo los (efímeros) avances de la policía, cuyo mayor recurso son los interrogatorios, porque el cadáver está muy descompuesto, la muerte ocurrió hace meses y no hay ninguna prueba sólida. Y, para más inri, ni siquiera lo han identificado con total seguridad.

«Sin otras pistas claras que seguir, de momento tendría que poner el foco justo en una pregunta: ¿En quién debía buscar el odio necesario para matar a una persona cercana y seguir con su quehacer diario, como si nada hubiera pasado?».

El latido de la tierra me ha gustado muchísimo, cómo va entremezclando la investigación con la relación de estos amigos de la infancia y el pasado de Alira, su apego a la tierra, a su casa, a sus raíces, esas que la anclan y la hacen sentir segura, al mismo tiempo que la impiden volar.

El éxodo de los pueblos a las ciudades, con el consiguiente abandono de los pueblos es un punto muy importante de la novela. Elegía, la casa, se convierte en un personaje más: sientes todo su poderío y su decadencia, recorres sus estancias, habitas sus rincones, conoces la solidez de sus paredes y la soledad que la rodea. Y sientes el poder que ejerce sobre Alira, comprendes su apego, aunque tú nunca hayas vivido en un pueblo.

La prosa de Luz Gabás me ha conquistado por completo, te mete de lleno en la historia, te hace sentir muy cercana a los personajes y, sin darte cuenta, ya eres parte de ese pueblo y sus habitantes. Y Alira también me ha cautivado: su fortaleza, sus inseguridades, su evolución.

La novela nos habla del paso del tiempo, no sólo en esa enorme casa, si no en cada uno de nosotros. Cómo, de pronto, echamos la vista atrás y hemos vivido lo mismo o más que nos queda por vivir, y analizamos nuestras elecciones, esas que, en su momento, tal vez no parecían tan importantes pero que han marcado el rumbo de nuestra vida. Y cómo sentimos que estamos atrapados en esa vida que nosotros mismos hemos elegido, y de la que no vemos salida posible. O sí, porque la vida puede ser imprevisible, puede depararnos nuevas oportunidades, siempre y cuando tengas el valor de salir de tu zona de confort y arriesgarte.

«Si aquello no funcionaba, siempre podría echarse atrás. Estaban en una edad para volver a empezar; en realidad, la última edad para hacerlo. Sí. Tal vez fuera la última ocasión para hacer algo diferente».

He disfrutado muchísimo con la lectura de El latido de la tierra. Para que te hagas una idea, le doy 5 estrellas. Si quieres una historia que te atrape, con una protagonista que te cautive y unos secundarios a su altura, con una prosa magnífica, aderezada con un cadáver y un misterio por resolver, con un pueblo deshabitado que ocupan un grupo de personas para vivir allí, y una historia de amor de las que se cuecen a fuego lento, El latido de la tierra es tu libro.